Perdón che

No tengo ganas de escribir. No tengo. No tengo. ¡No tengo! No sé porque. Pero estoy escribiendo igual. Entonces tengo unas inconscientes ganas de escribir. Y esas inconscientes ganas se convierten en palabras sin sentido que para mí suenan terribles. Estoy pesimista hoy. Tengo mis días. Ya se me va a pasar. Sigo escribiendo. Afuera está hermoso y yo frente a la pantalla escribiendo boludeces porque no tengo ganas de escribir. Nadie me obliga pero yo escribo igual. ¡Que jodida que me pongo a veces! Perdón che. Perdón por ponerme pesimista, jodida y caraculica. Prometo que voy a estar pila. Me estoy despidiendo de mis estupideces. Hice una promesa y la voy a cumplir. La tengo que cumplir. Di mi palabra. De pronto me agarró la loca. ¡Ves! ya veo todo de distinto modo. ¡Me levante con un bajón hoy! Ni te puedo explicar. Creo que es porque estaba tan linda la camita y el sueño, y que me vengan a interrumpir semejante tranquilidad hace que mi rostro se transforme en algo insoportable. Perdón che, ahora ya no estoy más bajón. Salí a respirar, se ilumino mi cara deformada y ahora tengo esta cara. La cara linda, para mi es linda cuando está iluminada. Cuando esta deforme es... horrenda. Sí, horrenda. Ahora está linda y hay pilas y la promesa se está cumpliendo. Parecía que iba a durar una eternidad la mala onda pero mira, fue un rato nomás. Ya pasó. Perdón che. Parezco ciclotímica pero es que me levanto así. Ya lo voy a cambiar. Ya va a pasar.